lunes, 12 de enero de 2009

Bramante y la fase madura del Renacimiento

Bramante y la fase madura del Renacimiento

Anunciación de Alejo Fernández (Córdoba, antes de 1508). La arquitectura está basada en la repercusión de los modelos arquitectónicos italianos. En particular se ha comprobado su conocimiento del grabado Prevedari, que Bernardo Prevedari realizó sobre un diseño de Bramante en 1481.[2]

Es justamente en la obra de Donato Bramante donde este espíritu se concreta de una forma más íntegra, lo que hace de él la figura que representa el paso del Quattrocento al Cinquecento, en lo que se suele denominar fase madura del Renacimiento. Bramante logró demostrar, a través de sus proyectos en palacios o iglesias, que no sólo conocía las posibilidades del lenguaje clásico, sino que también entendía las características y el ambiente de su época, ya que fue capaz de aplicar el conocimiento antiguo a una forma nueva, inédita, sobresaliente y, sobre todo, clásica. Su Tempietto o Templete de San Pietro in Montorio, en Roma (1502-1510), es prácticamente una relectura (aunque no una copia) de los templos de planta central, circulares, a su vez derivados del tholos griego, típicos de un cierto período de la arquitectura romana (por ejemplo, el Templo de Vesta, en la misma ciudad de Roma). El modesto tempietto es casi una maqueta base del gigantesco proyecto (en construcción desde 1506) de la cúpula de San Pedro, con una cúpula (42,5 metros) de dimensiones comparables a la del Panteón (43,44 metros), a la de Santa Sofía de Constantinopla (32 metros) y a la de Brunelleschi en Florencia (41 metros). Más tarde, en época barroca, el arquitecto inglés Christopher Wren haría a su vez una relectura de la obra de Bramante y Miguel Ángel, y propondría una nueva forma en la catedral de San Pablo de Londres (32 metros, 1676), y lo propio hicieron en época neoclásica Francisco Cabezas y Francesco Sabatini en San Francisco el Grande (Madrid, 33 metros, 1760-1784); demostrando la potencialidad del proceso de creación renacentista (que va de la estética de los edificios al pensamiento arquitectónico), para adaptarse a nuevos estilos en épocas posteriores.

Bramante también popularizó otra forma profundamente clásica que fue desarrollada y explorada posteriormente. Está inspirada en los arcos de triunfo romanos y fue brillante por sus características compositivas aplicadas a los proyectos de palacios y villas, piezas clave del Renacimiento en la arquitectura civil.

La principal imagen de este estilo bramantino se encuentra en las tríadas de aberturas adornadas con arcos, dos de los cuales están a la misma altura y con el central mayor, el denominado sistema de orden más arco, basado en la combinación del orden arquitectónico clásico y el arco de medio punto. Frente al problema, entonces, de conectar en una misma unidad dos entidades espacialmente similares pero de diferentes dimensiones, la solución fue emplear dos sistemas de orden más arco de diferentes dimensiones siguiendo la norma de que el extradós del arco del sistema de menor dimensión fuese tangente a la moldura inferior del entablamento del orden mayor.

La superación de los clásicos, manteniendo siempre la búsqueda del clasicismo típica del período, se dio especialmente en la medida que los arquitectos propusieron soluciones espaciales clásicas para proyectos nuevos (como en los grandes palacios, diferentes de las construcciones romanas, o en las nuevas catedrales o basílicas). Elementos como las bóvedas y las cúpulas se usaron de una forma nueva, y se emplearon los órdenes (jónico, corintio, etc.) característicos de la arquitectura de la Antigüedad.

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